Respira profundo y lleva la luz al chacra del corazón. Permita que la luz irradie cada partícula infinitesimal de tu centro cardíaco. Haz que la fuerza de ésa luz abrá tu corazón y encuentre en su interno la llama trina con el suave tono rosa del amor, el radiante color dorado de la sabiduría y el hermoso color azul del poder divino. Identifícate con esa fuerza y reconoce que allí radica la esencia divina y su vibración mayor es el amor para ejercer el poder con sabiduría.
Siente como tu corazón irradia energía amorosa y compasiva e inundado por sus efluvios dialoga con él. Estás bajo el poder del Padre y tienes acceso a su sabiduría y a su amor incondicional. Acaricia al niño o niña interior, bésalo, abrázalo, dale todo el amor que necesita para amarse y amar a todo lo que existe en la naturaleza.
Estás en un estado profundo de conciencia donde conoces la esencia del perdón, perdónate repitiendo: Yo (su nombre) Soy bendito; y perdona a los que agraviaron diciendo fulano de tal es bendito.
Meditación. Toma una respiración suave y siente la energía cálida que rodea tu corazón. ¿Es pesada y dura?; ¿Sientes tú corazón apretado y congestionado?; ¿Está liviano y suave? Escucha la voz interior que te dice; yo abro mi corazón al amor. Yo seleccionó amar. Siente tu corazón expandir el amor a través del tiempo. Confía que tu experiencia en esa energía de amor es real. A mayor confianza y entusiasmo esta se vuelve parte de tu vida. Siente que expandes el banco de luz de tu cuerpo espiritual.
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