El Ser que te anima y que fue creado años o siglos atrás pará un propósito. Él es luz, proyéctalo en una pantalla que surge ante ti y reconócelo. Pídele abrir los canales de comunicación en esta vida para identificar su plan divino, su propósito, sus fortalezas. Pregúntale qué haces aquí y donde están las otras unidades de tu propio ser evolucionando. Pide conocer las almas que han ganado luz de tu unidad y cómo puedes ayudar a las que la necesitan. Haz un llamado a lo alto para unificar los bancos de luz de tus cuerpos sutiles.
Meditación. Visualiza un poderoso rayo emitiendo luz en tu garganta y en la parte posterior de tu cuello. Siente el poder de tu palabra y tu derecho a expresarte libremente y ser escuchado. Pon amor y compasión en tu voz y déjalos salir por la boca. Visualizate comunicando como un grupo de personas afuera, que te rodean, que te comprenden y apoyan. Si hay alguna devoción es parte de tu red de luz. Imagínate feliz, saludable y pleno, con abundancia para todos tus planes y con la energía suficiente para lo que deseas hacer.
Desarrolla la actitud más positiva y la mayor felicidad y alegría que puedas atraer a ti y así como tú sientas otros te ayudan a sentir.
Visualiza una flor. Ésta representa tu naturaleza interior.
Un árbol el cual simboliza tu fortaleza y voluntad.
Un animal que representa la energía física.
Trata de concentrare en tu frente, lleva los símbolos a ese centro.
La flor describe tu naturaleza emocional, el árbol tú fuerza espiritual y el ánimal tu vitalidad física. Refleja las cualidades de esos símbolos y dorsal de intención para activa la esencia interior que te anima, la cual representa tu espíritu. Recuerda tu belleza interior.
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